Toda vida humana ocurre dentro de un sistema. Un sistema complejo. Un sistema de poder, sin duda, de control. Son capas y capas de relaciones entre personas: la escuela, el gobierno, la iglesia, la calle, el mercado. Todas son un límite a la libertad, sin duda, pero que son lo único que la posibilita.
Sin ellas no hay vida social. La libertad misma es un producto de las relaciones sociales, y es a través de ellas que se consigue. No hay libertad por fuera de las relaciones sociales y no hay relaciones sociales que no estén atravesadas por el poder: No hay libertad por fuera del poder.
Por eso le temo a los mensajes salvadores del fin del poder. Son mensajes peligrosos, porque no es posible acabarlo. Esa búsqueda también entra en el juego del poder y sirve a unos intereses particulares de personas particulares. En cambio, sí es posible transformarlo. Pueden modificarse las relaciones sociales para aminorar la disparidad en el poder. Podemos eliminar restricciones evidentes a la libertad, como lo hicimos con la esclavitud y lo haremos con la despenalización del aborto. Podemos exigir más rendición de cuentas de los gobernantes, y participar en los procesos de toma de decisiones. Podemos empoderarnos, pero acabar con el poder es un sinsentido. Cuando se nos dice que debemos luchar por algo que no es posible se nos hace tanto daño como cuando se nos pide que no luchemos por nada.
Esta es una idea aún en pañales, recibo con mucho gusto comentarios y críticas... me ayudarán a pensar esto mejor, o, por qué no, a entender que estoy equivocado.
Gracias
Far away, across the field
the tolling of the iron bell
calls the faithful to their knees
to hear te softly spoken magic spells
Pink Floyd, time
lunes, abril 17, 2006
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