Far away, across the field
the tolling of the iron bell
calls the faithful to their knees
to hear te softly spoken magic spells

Pink Floyd, time

lunes, abril 17, 2006

Por qué no a la izquierda.

Me asusta, como a muchos, tener a la derecha en el gobierno. Y también me da pánico, como a pocos, que la izquierda se lo tome.

Antes de empezar quiero dejar en claro que mi mensaje no es de apoyo a la derecha, ni al presidente. No soy uribista, no soy del polo, no soy liberal. Quiero acá hacer una discusión sobre porqué no apoyo a la izquierda democrática en colombia, por fuera de un debate light electorero. Espero recibir muchas críticas y tal vez algún apoyo esporádico; es para eso que publico mi posición.

La izquierda en Colombia, y en general en América Latina tiene serios problemas. A partir del olvido de la promesa marxista de la revolución, la izquierda perdió su método. En los últimos 15 años los partidos de izquierda (como el liberal, miembro de la internacional socialista), han tratado de armar un proyecto coherente de manejo del Estado, sin mucho éxito. Si bien la meta de la igualdad sigue estando en la bandera de la izquierda, no se ha pensado aún una forma plausible de alcanzarla. Por tanto, la izquierda se ha enfocado en otras metas, como la democracia participativa y la reivinidación de movimientos sociales, como los indígenas, feministas, ambientalistas, homosexuales, etc... En esto han tenido un éxito reconocible, con mucho camino por delante, pero con enormes triunfos a lo largo del continente.

En lo económico, sin embargo, la izquierda no ha podido aterrizar. Todo partido de izquierda, en el momento en el que es oposición critica el modelo económico seguido por el gobierno. Es diestra en mostrar los defectos y efectos negativos de tal modelo y promete soluciones radicales. Pero no ha dicho cuáles. En efecto, al momento de gobernar, la izquierda se ha quedado con sus promesas de cambio radical y se ha encontrado con la imposibilidad de modificar los principios del mercado basado en el capital, y sus promesas se han quedado en el tintero, con muy buenas intenciones.

Lo mismo sucede con la izquierda en Colombia. Estoy de acuerdo con cada crítica que le hacen al modelo económico que seguimos. Éste es injusto, promueve la distancia social entre pobres y ricos, no ha servido para aminorar la pobreza, es importado y demás. Pero no he escuchado el primer comentario de ningún miembro de la izquierda sobre cómo cambiarlo. Sólo he escuchado que está mal... y eso ya lo sabía. con gusto dedicaría mi vida a servir a la izquierda si propusiera un modelo económico alternativo viable, real. Pero desde que el comunismo dejó de ser una opción esto no se ha visto. Lamentablemente.

Por eso le temo a la izquierda. No por sus intenciones, que son loables, sino por su falta de coherencia. Alabo los esfuerzos de la izquierda por reivindicar movimientos sociales, sólo por esto merecen mi más sincera solidaridad. Pero no puedo evitar pensar en lo poco que le sirven al país en el gobierno. Escuché al presidente del Uruguay, Tabaré Vázquez (de izquierda, por cierto), diciendo una frase que comparto, que uso a menudo y que resume lo que pienso sobre la izquierda: aspirar a lo imposible es tan irresponsable y reaccionario como resignarse a lo que hay.

Tengamos cuidado, una posición acrítica frente a la izquierda nos llevaría a una posición igual de desastrosa que una posición acrítica frente a la derecha.

Espero oir sus comentarios con ansias.

Welcome to the machine

Toda vida humana ocurre dentro de un sistema. Un sistema complejo. Un sistema de poder, sin duda, de control. Son capas y capas de relaciones entre personas: la escuela, el gobierno, la iglesia, la calle, el mercado. Todas son un límite a la libertad, sin duda, pero que son lo único que la posibilita.

Sin ellas no hay vida social. La libertad misma es un producto de las relaciones sociales, y es a través de ellas que se consigue. No hay libertad por fuera de las relaciones sociales y no hay relaciones sociales que no estén atravesadas por el poder: No hay libertad por fuera del poder.

Por eso le temo a los mensajes salvadores del fin del poder. Son mensajes peligrosos, porque no es posible acabarlo. Esa búsqueda también entra en el juego del poder y sirve a unos intereses particulares de personas particulares. En cambio, sí es posible transformarlo. Pueden modificarse las relaciones sociales para aminorar la disparidad en el poder. Podemos eliminar restricciones evidentes a la libertad, como lo hicimos con la esclavitud y lo haremos con la despenalización del aborto. Podemos exigir más rendición de cuentas de los gobernantes, y participar en los procesos de toma de decisiones. Podemos empoderarnos, pero acabar con el poder es un sinsentido. Cuando se nos dice que debemos luchar por algo que no es posible se nos hace tanto daño como cuando se nos pide que no luchemos por nada.

Esta es una idea aún en pañales, recibo con mucho gusto comentarios y críticas... me ayudarán a pensar esto mejor, o, por qué no, a entender que estoy equivocado.

Gracias