Far away, across the field
the tolling of the iron bell
calls the faithful to their knees
to hear te softly spoken magic spells

Pink Floyd, time

sábado, octubre 27, 2007

La tormenta del almuerzo


El niño se acerca al catre y alcanza a sentir el frío cuerpo de un hombre muerto a balazos. El niño estalla en llanto, y el reportero aprovecha el momento y toma la fotografía. En ella aparecen el niño, desconsolado llorando, y el Ché, muerto.

Alrededor de esta fotografía, que roba la atención en la pared saturada, aparecen personajes como Fidel, Antonio Navarro, García Márquez, la trobadora Sara González, y el profesor Rafael Gutiérrez.

La playa parecía haber desaparecido, y en su lugar se encontraba un estero de aguas revueltas, de mar y de lluvia, que se metía hasta la ciudad. Por ahí caminé un par de horas. Desde Bocagrande hasta la ciudad amurallada. Todo el recorrido fue una huída de la tormenta que volaba desde mar adentro hacia la ciudad. Cuando cayeron las primeras gotas yo entré a la Bodeguita.

La Bodeguita del Medio es un restaurante cubano, que guarda mucha semejanza con el original de La Habana vieja. Estoy almorzando ropa vieja, y no puedo pensar un nombre más conveniente para este plato. Puedo hasta visualizar a la matrona cubana diciendo en acento caribeño “ej, ¡eso en ve’ de carne parece e’ ropa vieja!”.


Me encanta este sitio. Vengo acá cada vez que estoy en Cartagena. Es la mejor ropa vieja que he comido, y por supuesto, con sus mejores acompañantes: un mojito y son cubano. Acá ando. Solo. Estoy rompiendo una norma legal, tomando mojito con ley seca. Y también estoy rompiendo una norma moral. Estoy en Cartagena el fin de semana de elecciones.

Y lo peor; el post anterior me recuerda lo grave que es no votar. Siento que me estoy traicionando al no cumplir con la afirmación que hice. Sobre todo después de todo lo que me tomó llegar a ella. El trabajo, y la oportunidad de escapar el fin de semana, me trajeron.

Mañana son las elecciones, y no sé bien qué pensar de ellas. No entiendo la elección de alcalde de Bogotá. Peñalosa tiene a El Tiempo, a RCN, a los liberales, a todos los partidos uribistas, y hasta al presidente. Samuel Moreno sólo tiene a los liberales disidentes y al Polo. No entiendo la diferencia en las encuestas.

Creo que esta semana las cosas cambiaron. Me parece impensable que después del “lapsus” de Moreno, de todos los artículos de El Tiempo, del debate de ayer en RCN, del llamado expreso del presidente, Peñalosa no recupere votos. Bueno, y aparte de todos estos “agregados”, también Enrique ha dado algo de sí mismo: ha estado mucho mejor en los debates.

De todas formas dudo que recupere los suficientes votos como para ganar la elección holgadamente. Lo que creo es que estos hechos lo ponen de nuevo en la contienda por el voto-finish de mañana. Cualquier 100 votos pueden hacer la diferencia.



Por eso vale la pena votar. Pocos votos sí cuentan, al menos esta vez. Sean para el que sea. No tengo ninguna autoridad moral para pedirle a nadie que vote; yo seguramente estaré escribiendo frente al mar mientras que se decide el futuro de Bogotá. Pero sí recomiendo salir y votar. Será emocionante sentirse parte de una elección tan reñida, y poder decir (como yo no podré hacerlo), que usted definió con su voto el nuevo alcalde de la ciudad.

No hay comentarios.: